Bariloche y el camino al Cerro Tronador

Ventisquero Negro - PH: Daniela Coccorullo
Ventisquero Negro - PH: Daniela Coccorullo

De las veces que había ido a Bariloche, el Cerro Tronador me había quedado siempre pendiente, por cuestiones de tiempo o excursiones programadas. Por eso, en mi última visita a esta maravillosa ciudad, no dudé en sacar un tour por anticipado que me garantizara que no me iba a ir sin conocer uno de los cerros más icónicos del lugar. El día de mi cumpleaños iba a conocer el Tronador.

Estas excursiones arrancan de por sí temprano, así que después de un desayuno rápido en nuestro hotel, muy cerca del Centro Cívico, salimos con el micro que nos llevaría a destino. La querida ruta 40 hace aparición en escena mientras, de a poco, nos acercamos a la primera parada del tour: el lago Mascardi, para una foto con la icónica Isla Corazón. No es más que una parada fotográfica, para admirar las vistas y los alrededores que realmente valen la pena.

Pasando de largo la Laguna Los Moscos, en poco más de media hora, llegamos al Lago Hess, donde se origina el Río Manso que atraviesa la frontera con Chile. Es el Río Manso, con sus aguas verdes y su envidable paz, que cruzamos para llegar a Pampa Linda.

Los colores, la vegetación, todo tan tranquilo que da miedo. A pesar de los tábanos, que están a raudales, el paisaje es inmutable. La vista del Tronador desde este punto es una belleza. El micro para, esta vez con mucho más tiempo, y caminar por ahí te produce una calma única, con el sol pegando fuerte y las montañas de fondo en un ambiente que realmente es para poner en un cuadro.

Ahí comimos, en un pequeño parador. Si bien la comida no es nada del otro mundo, todo es agradable en este lugar. Hay muchos campings también, para la gente que decide ir con el auto y quedarse rodeado de paz y naturaleza, con un mirador único que pudimos apreciar en su máximo esplendor con el día hermoso que nos tocó.

El camino continuó después de la comida, llegando finalmente a destino: el micro estacionó y a pocos pasos teníamos el imponente Ventisquero Negro. Las aguas de colores claros en contraste con las montañas, las porciones de hielo flotando, y un lugar que parece desierto. Esos paisajes únicos que tiene la Patagonia se reflejan en lugares como este, que invitan a quedarse horas contemplando los detalles.

Ahí no terminó el camino, sino que el micro nos acercó a la base del increíble Cerro Tronador, espiando desde las ventanillas los paisajes que se dejan entrever por el camino. Tuvimos la opción de seguir a pie, caminando por un pasaje estrecho, un poco irregular, para llegar hasta la Garganta del Diablo: no tiene nada que ver con el popular atractivo de las Cataratas del Iguazú, sino que son un grupo de saltos naturales que se originan a partir del derretimiento de los glaciares. El agua es helada y es otro rincón que, aislado, guarda su encanto entre recovecos y caminos por los que este afluente va pasando. Es un lugar agradable, sobre todo en verano, para sentarse un rato y disfrutar del agua fresca y del paisaje único que se obtiene estando tan cerca de estos saltos.

El regreso al hotel está salpicado de los mismos colores, por una ruta que definitivamente vale la pena hacer en la visita a Bariloche.

La excursión puede sacarse por Despegar.

Etiquetas: , , , , ,

Related Posts

Previous Post Next Post

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

0 shares