Viajamos con Flixbus por Europa

En el último viaje que hice a Europa estuvimos principalmente recorriendo Italia y países vecinos, con viajes entre ciudades de 200 o 300 kilómetros, que obviamente no justificaban un pasaje en avión, teniendo en cuenta la red ferroviaria que hay en Italia (y en Europa en general). Sin embargo, a la hora de querer cruzar desde Venecia a Eslovenia, nos encontramos con que la mejor opción que teníamos era en bus (Flixbus), con un viaje que no superaba las cuatro horas y por la mañana, algo que parecía razonable dado que queríamos ir a pasar el día.

Fuimos a la estación Tronchetto, desde donde salía nuestro micro el solitario primero de enero. Es muy fácil encontrar las paradas de Flixbus, ya que los carteles con su color verde característico destacan del resto. El micro salía 9:10, por lo que unos veinte minutos antes ya estábamos esperando bajo el cartel, con una o dos personas más que hacían ese mismo recorrido, que después de Liubliana seguía hasta Viena.

A eso de las 9 llegó el micro y nos pidieron los pasajes, que te envían por mail una vez que realizás la compra. Aunque los teníamos impresos por cualquier eventualidad, basta con mostrar el código QR desde el celular (o desde la aplicación de Flixbus, donde se almacenan todos los pasajes). Pronto estábamos sentados en el micro y a las 9:10, ni un minuto más ni un minuto menos, salimos de la estación.

Los micros por lo general cuentan con wifi a bordo, aunque en algunos vehículos que cruzan fronteras puede no haber conexión. En este caso no tuvimos wifi, pero sí desde Zurich hasta Milán; en todos los trayectos locales tuvimos conexión y la misma funcionó sin problemas. Hicimos una parada en Mestre, donde levantamos más pasajeros, y otra en Trieste. Las vistas son hermosas, y los stops -por lo general- breves: por eso recomiendan siempre estar en la estación con tiempo, ya que son puntuales y no esperan a los pasajeros.

En la frontera con Eslovenia paramos en una estación de servicio donde, además de tener la posibilidad de ir al baño y comprar algunas cosas para comer, nos revisaron los pasaportes. No sé si depende de cada frontera, pero esto no pasó cuando cruzamos de Suiza a Italia. Obviamente, no tengo que decir que siempre que cruzan entre países tienen que llevar toda la documentación con ustedes.

Después del control, disfrutamos de los paisajes de Eslovenia hasta llegar a destino: la estación de autobuses de Liubliana. El viaje fue sin problemas y en el horario que habían prometido (incluso creo que llegamos 10 minutos antes de lo previsto).

Algunos consejos si eligen Flixbus como medio de transporte: nosotros viajamos en invierno, y arriba del micro hacía bastante calor. Lo ideal es llevar alguna camiseta debajo del abrigo, cosa de poder sacarse lo de arriba cuando estén ahí. Lleven agua y algo para comer también si pueden, ya que arriba del micro hay baños por lo que a veces pueden no haber paradas tan frecuentes.  Nosotros con el mate y algunos sandwichitos estuvimos diez puntos. Tienen mesitas los asientos también, y cargador para los celulares, por lo que podés estar como en casa. Sacate los borcegos tranquilo y descansá.

Si hay algo a destacar de esta startup alemana es su puntualidad, su limpieza y la cantidad de rutas que ofrecen hoy en día, conectando mil destinos en veinte países. Lo usamos varias veces durante este viaje por Europa y seguramente lo utilizaremos en el próximo, ya que los precios son económicos a diferencia del tren y, en algunas distancias, la duración del viaje es bastante parecida. Incluso su servicio de buses nocturnos pueden hacerles ahorrar una noche de hotel, durmiendo en micros que realmente están bien equipados para hacerlo.

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