Al otro lado del plata: Colonia del Sacramento

Colonia - PH: Daniela Coccorullo
Colonia - PH: Daniela Coccorullo

No es novedad que los argentinos hayan comenzado a viajar a otros países para el verano. Si bien tenemos paisajes hermosos y lugares turísticos increíbles, en los últimos años se empezó a generar una tendencia de viajar y conocer el mundo, poniéndolo como prioridad a otras necesidades. Sin ir más lejos, uno de los destinos crecientes en los últimos años fue Uruguay, que en verano se plaga de argentinos que buscan unas vacaciones fuera del país pero sin excederse demasiado del presupuesto para un descanso en territorio local.

Una de las mejores opciones es Colonia del Sacramento. ¿Por qué? Quizás sea la tranquilidad. Quizás sean los barcos que salen constantemente y que, en algunos casos, pueden demorar tan sólo una hora y evitarnos el problema de tener que tomar un avión. Quizás sea el hecho de que argentinos y uruguayos nos parecemos bastante, y es casi como estar en casa, pero en un lugar que por ahí puede resultar menos atiborrado de gente. Quizás sea esa necesidad de salir del país que tenemos siempre, como si eso implicara alejarnos un poco más de la rutina y disfrutar de nuestro descanso de la realidad. Sea por la razón que sea, Colonia se volvió un destino habitual para el turismo local. Y no solo eso: durante el verano se llena de extranjeros, que dejan de verla como una ciudad de paso entre las grandes capitales para saber apreciar lo que este lugar tiene para ofrecer.

Saliendo desde Buquebus, en Puerto Madero, el viaje puede demorar aproximadamente una hora o cuatro, dependiendo del barco que tomemos. El rápido lógicamente es más caro, pero se justifica pagar el precio si tienen poco tiempo o si no toleran muchas horas dentro de una embarcación que, dependiendo del clima, puede moverse un poco.

Lo genial de Colonia es que es una ciudad relativamente pequeña, donde las atracciones principales se encuentran bastante concentradas. El puerto está a cinco cuadras de una de las avenidas más importantes. La distancia hacia el famoso Barrio Histórico también es de unas pocas manzanas. Una de sus playas más conocidas y atractivas, la Ferrando, se encuentra a menos de dos kilómetros, que tranquilamente pueden hacerse a pie si no sufren mucho del calor. Pero si no quieren caminar ni quisieron llevar el auto (Buquebus ofrece la opción de hacerlo pagando un costo adicional), el alquiler de carritos está a la orden del día y pueden verse por todos lados. Personalmente, creo que son ideales para recorrer la ciudad y aprovechar para moverse de un lado para el otro. Eso sí, recuerden siempre frenar en los semáforos, el tema de que el peatón tiene prioridad se lo toman muy en serio.

Además de la tranquilidad envidiable que tiene la ciudad, que conserva esos aires de pueblo pequeño, la parte histórica es encantadora. Las mesas desparramadas en las calles de irregulares de piedra, rodeadas de construcciones coloniales, pintan un paisaje más que agradable para sentarse a comer y disfrutar de las noches de calor. Difícil negarse a un chivito uruguayo acompañado de una Pilsen cuando el tiempo y el lugar se prestan para ello. Comer no es mucho más caro que en otros lugares de Argentina, incluso cuando el cambio no nos beneficia demasiado. Muchos restaurantes no aceptan tarjeta, dato a tener en cuenta, pero la mayoría de ellos permiten pagar en pesos argentinos, evitándonos el problema de tener que andar con otra moneda en el bolsillo. Algunos lugares, incluso, tienen el precio en su carta en pesos uruguayos y argentinos, dándonos una noción de la cantidad de turismo local que se recibe en la ciudad. Una parillada en El Portón, una cerveza artesanal en Barbot, una comida en el colorido y pintoresco El Drugstore o una encantadora cena a la luz de las velas en A la Pipetuá! son algunas de las opciones para recomendar.

Colonia es un lugar que realmente vale la pena visitar, aún si es sólo por unos días o si la idea es descansar por más tiempo, sobre todo por una cuestión de precio y distancia. Incluso si siguen para Montevideo o Punta del Este, merece dedicarle unos días y disfrutar de la tranquilidad que ofrece. Que para el ruido y la vorágine de las grandes ciudades, ya habrá tiempo.

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