París es siempre una buena idea

Tour Eiffel - PH: Daniela Coccorullo
Tour Eiffel - PH: Daniela Coccorullo

¿Será París una de las ciudades con la que los viajeros más fantaseamos? La ciudad más romántica, la cuna para los artistas bohemios, una parte de la historia mundial, una variedad de restaurantes de cocina con una tendencia marcada, paisajes bellos e icónicos, el encanto del lenguaje francés… No sé los motivos, pero siempre había soñado con conocer París.

Llegamos en un micro por la noche y el primer paseo obligado fue ir a la torre Eiffel, aunque ya era muy tarde y habíamos dormido poco. Tenía una suerte de desesperación por ir a verla y decir sí, estoy acá, es real. Ese camino lleno de las tiendas de moda más conocidas y renombradas del mundo, esa iluminación tenue, con sus puentes y sus candados, esas calles que parecen tan familiares y a la vez sacadas de una ficción.

Ahí estaba ella: imponente, increíble, perfecta. Es difícil no querer sacarle un millón de fotos. Es difícil ver el espectáculo de luces de la Torre Eiffel desde la distancia y no pensar que es una de las cosas más lindas que viste en tu vida.

Nos alojamos en las afueras de la ciudad, lo cual quizás no fue la mejor idea. Sin embargo, el hotel era muy lindo y barato, estábamos cerquita del metró y enseguida llegamos al centro, a la estación Madeleine. Una pequeña caminata nos separaba del icónico Café de la Paix. Es caro, sí (un cafecito te sale 9 euros), pero sentarse ahí, con las sillas mirando hacia la calle y la gente apretujada en un espacio demasiado pequeño, es saber otra vez que estás en Francia.

Hicimos una visita a la catedral de Notre Dame, otro ícono de la ciudad. Aunque no pudimos hacer la caminata hasta las torres porque estaban cerradas, decidimos recorrer un poco los alrededores. Después volvimos a la Torre Eiffel de día para poder subir. Y sí, hay que armarse de paciencia y saber que posiblemente tengas que pasar toda la tarde ahí (nosotros estuvimos un poco más de una hora, pero había estado lloviendo todo el día; generalmente se tarda bastante más). ¿Pero cómo ir a París y no subir ahí? ¿Cómo no querer ver toda la ciudad desde arriba de uno de los monumentos más famosos del mundo? La espera valió la pena. Las imágenes desde la parte superior de la torre son hermosas, de esas que quedan grabadas en la memoria por mucho tiempo.

Vas caminando por la rue de Rivoli, y por un momento pensás que estás adentro de una película, de verdad. Pasas por el barrio latino, con sus artistas y sus cafés, y envidias el paisaje con el que mucha gente se levanta todos los días. Almorzar en un barco que va por el Sena fue una de las cosas más lindas que pudimos hacer. La comida era buena, pero la vista opacó totalmente el menú. Brindamos con una vista a la Estatua de la Libertad, con la torre Eiffel como compañera de fondo. Es un sueño.

El museo del Louvre, otro ícono que es imposible no visitar. Más allá del interés por el arte o no, la estructura externa ya es suficiente como para acercarse y sacarle fotos desde todos los ángulos. Sentarse ahí y apreciar la vista, otra de las tantas que tiene la ciudad, es inevitable. Las galerías Lafayette, donde únicamente el edificio es digno de ser recorrido piso por piso, aunque los precios sean quizás demasiado elevados como para llevarse algo de recuerdo.

La avenida des Champs-Élysées hacia el arco del triunfo es otra maravilla que tiene París, una caminata larga de gente que comienza a concentrarse a medida que se va vislumbrando esa estructura increíble. Lleven calzado cómodo, un consejo nada más. Las vistas y el recorrido valen cualquier tipo de esfuerzo, que va a acompañado de tiendas y cafés para hacer alguna parada. Y si siguen, el Bosque de Boulogne espera detrás, un paraíso verde en el medio de la ciudad, por donde la gente pasea, descansa y disfruta de una capital mágica.

Por ahí es el aire francés, que hace que todo tenga ese je ne sais quoi, pero París es una de las ciudades más lindas y románticas del mundo. Cuesta creerlo cuando lo cuentan, pero también un poquito cuando se la ve, ahí, tan irreal.

Si tienen la posibilidad, no dejen de visitarla. Si ya fueron, demás está decir que es una ciudad para volver más de una vez.

Ya lo dijo Audrey Hepburn: París es siempre una buena idea

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