Hacelos viajar

Pasta en Venecia - PH: Daniela Coccorullo
Pasta en Venecia - PH: Daniela Coccorullo

Vuelvo a escribir, después de varios meses pre, durante y post un viaje importante para mí. Quizás para alguien que mira desde afuera hayan sido unas vacaciones, pero últimamente es un término que me cuesta mucho utilizar. Porque no se sienten como vacaciones, y me cuesta creer que hayan sido unas.

Los meses de anticipación desde que sacás el pasaje ya dicen algo. El no esperar el tiempo para descansar, sino para recorrer, para conocer, quizás también. Volver cansado, pero con la cabeza que te explota de recuerdos, experiencias y deseos de seguir descubriendo un lugar (o varios) es, quizás, uno de los motivos más importantes por lo que me cuesta creer que es un simple viaje de recreación.

Porque viajar (no vacacionar, sino viajar) te hace preguntarte muchas cosas: te hacés planteos, te das vuelta en un minuto y cambiás de opinión sobre cosas que creías saber de memoria. Entendés cosas que quizás antes no entendías. Te perdés en lugares que no conocés pero que, estás seguro, te gustaría tener meses para hacerlo.

Últimamente, me genera mucho placer que la gente a mi alrededor —conocidos, amigos, familiares— haya empezado a viajar más. No sé si es época de redes sociales y todo está más expuesto, pero no tengo recuerdo de ver tanta gente en tantos lugares lindos (sea acá cerca o a miles de kilómetros) en diferentes épocas del año. Y me parece perfecto. Más de una vez dije que no me parece un gasto, sino una inversión, y la gente que se va parece estar de acuerdo con que, de vez en cuando, está bien regalarse una experiencia así. Un viaje, un destino. Un lugar que queramos conocer, explorar, descubrir.

Y no voy a empezar de nuevo con que para viajar no se necesita ahorrar años ni tener muchísima plata. Ya dije varias veces que creo que es una cuestión más de predisposición que otra cosa. No quiero ser repetitiva. Pero siempre es cuestión de buscar. Esperar ofertas. Repito, a veces te bancás dos escalas, 40 horas de vuelo, tener que pasar por varios aeropuertos… De verdad, me cuesta llamarlo vacaciones. A veces hay que hacer sacrificios, pero se justifica. Todo vale. El único problema es que se vuelve adictivo, hasta el punto de empezar a darte cuenta que vale la pena resignar cosas con tal de volver a viajar. Aunque, desde la experiencia propia, no creo que ese sea del todo un problema.

Si tenés algún conocido que todavía se rehúsa un poco, insistí. Es el mejor consejo que le podés dar. Los autos, las cosas, lo último… todo es viejo, todo pasa. Juntar cosas, juntar plata, ¿de qué sirve? Lo mejor que tenemos son las cosas que vivimos y que nos cambian como personas. Y no es un cliché. Después de varios años de seguir esta linda tradición de “una vez al año andá a un lugar en el que nunca hayas estado antes”, puedo decir que es totalmente cierto.

A todos los que querés, hacelos viajar.

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