Comer barato durante un viaje

Pastas en Venecia - PH: Daniela Coccorullo
Pastas en Venecia - PH: Daniela Coccorullo

Casi sonando repetitiva, digo una vez más que cada persona es un mundo y que los viajes siempre dependen de cada uno. Algunos viajamos con el presupuesto justo, haciendo esfuerzos para pagar esas semanitas lejos de casa; otros prefieren viajar con menos frecuencia, pero darse todos los gustos cuando se van… Todo depende.

En lo personal, hay cosas que siempre voy a priorizar por sobre otras y la comida suele quedar en los últimos lugares. No me malinterpretes: siempre que viajo me encanta probar la comida local y me vuelvo loca comprando todas las cosas que no conozco o que nunca probé. Sin embargo, no me interesa sentarme en un restaurante caro para hacerlo, o comer todos los días en un lugar donde me atiendan y pueda pedir entrada, plato principal y postre. Si tengo que buscar un lugar por el que ahorrar, generalmente la comida es mi primera opción para reducir gastos.

¿Cómo? Bueno, en primer lugar, como decía, sentarse en un restaurante a comer es caro en todos lados. La primera opción siempre son los locales de comida rápida, que no necesariamente implican sentarse en un McDonalds o un Burger King. Si bien esto a veces es una opción cuando queremos comer rápido y seguir recorriendo, también hay otras opciones: podemos comernos un chivito en algún local de Uruguay, una buena porción de pizza en cualquier rincón de Italia, un fish and chips caminando por Inglaterra… La idea no es comer cualquier cosa, sino quizás resignar la comodidad de sentarse en un lugar y que a uno lo atiendan por comprar algo de paso y comer en una mesa o en cualquier rincón que podamos encontrar. Si no nos molesta comer en cualquier lado, la famosa street food también es una gran opción para comer rápido, barato y probar las especialidades locales. Un hot dog en Nueva York, pescado en Bangkok, unas pastas en Venecia… ¿Quién dice que no se puede comer bien y barato?

Ojo, también hay restaurantes económicos en los que nos podemos sentar, donde nos atienden y podemos darnos el gusto de comer como Dios manda. He comido en restaurantes en ciudades como Florencia o Roma por 8 o 10 euros. Es cuestión de buscar, de mirar los precios (que por lo general están en las entradas de los negocios) y pedir consejos. Algo que siempre pueden hacer es consultar en el hotel donde estén parando si les pueden recomendar lugares económicos para comer. Si están con Airbnb o parando en un departamento, nada mejor que un local para consultarle sobre esos lugares poco turísticos donde se come bien y por poca plata.

Otra opción que yo en lo personal elijo mucho es comprar en supermercados. Si hay algo que amo es meterme entre las góndolas a revisar los productos locales, los snacks, las cervezas y golosinas de cada lugar nuevo al que voy. Tengo algunos favoritos de los países a los que ya fui, que extraño cada vez que vuelvo a Argentina. Más allá de la curiosidad, se consiguen buenos precios buscando comidas preparadas, fiambres, galletitas y otro tanto de cosas que podemos usar para improvisar una comida. Si tenemos pava eléctrica en el hotel, podemos comprar cosas para preparar un desayuno o merienda, o incluso podemos comprar cosas como sopas o fideos instantáneos, que van muy bien cuando viajamos en invierno y queremos una comida caliente. También podemos comprar barritas de cereales o similares, que ayudan a calmar un poco el hambre cuando estamos todo el día andando. Está bueno siempre tener algo en la mochila, en especial para no llegar famélicos a la hora de la comida. No te digo que el supermercado vaya a cubrir todas las comidas que necesitás, pero te ayuda para ir zafando algunos días. Reconozco que algunos días por Europa estaba tan cansada de recorrer que ni ganas de salir a comer me quedaban. Para no irnos a dormir sin comer nada, comprábamos los sandwiches de miga que te venden en los supermercados (que por lo general vienen de a dos y están entre 1 y 2 euros) y por un par de euros improvisábamos una cena sencilla.

También las ferias o mercados son una gran opción para comer por poca plata. En un ambiente más descontracturado y con un formato que está entre un local de comida rápida y un restaurante, los mercados son una muy buena alternativa para comer bien y no gastar una fortuna. En mi último viaje, comí en el Mercato Centrale de Florencia por unos pocos euros, y con un menú que no tenía nada que envidiarle al de un restaurante. El hecho de retirar la comida nosotros, de no tener servicio de mesa, de tener cubiertos y platos descartables, hace que el costo sea menor, pero la calidad de la comida sigue siendo excelente. Además, también pueden comprar algún producto local para llevar y comer en el hotel; o para cocinarse, si es que están parando en un departamento. Siempre que están en una ciudad busquen los mercados en Google Maps: puede que se lleven una grata sorpresa.

Personalmente, a la hora de viajar creo que es más importante probar la comida local que sentarse a comer con todos los lujos, en especial si lo que buscamos es abaratar costos. Ir a un supermercado, una feria, uno de esos restaurantes típicos que frecuentan los locales y que, por lo general, son mucho más económicos que los sitios turísticos… No me canso de decir que la clave de todo es buscar un poco y tener paciencia, además de tener algo de inventiva. Viviendo en una ciudad en la que se come bien, la experiencia gastronómica no es por lo general lo que busco cuando estoy de viaje. Los lugares que trato de recomendar en este sitio son, por lo general, del estilo de todo lo que comenté en esta nota, y es raro que decida sentarme en un restaurante a gastar un dineral para comer bien. Para los que, como yo, priorizan otras cosas, creo que con este par de ideas pueden sobrevivir unas cuantas semanas, probar los platos típicos y no gastar demasiado en el intento.

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