Palacio Salvo: mítico símbolo de Montevideo

Palacio Salvo desde Plaza Independencia - PH: Daniela Coccorullo

Hay algo de las calles de Montevideo que resulta familiar. Desde que llegué, no pude dejar de relacionarla con lugares conocidos, con comparaciones de mi ciudad natal. Es la plaza Independencia, quizás, una de las semejanzas que me llevan a Buenos Aires, a las calles que ya recorrí hasta el cansancio. La estructura del Palacio Salvo es una postal del estilo de un artista, que supo hacer una obra con su toque, tan parecida y con una historia tan distinta a su gemelo, el Barolo, que embellece el centro porteño.

El encanto del Palacio Salvo no se limita a su exterior. El proyecto de un hotel de lujo de la familia Salvo que hoy en día aloja a cientos de residentes de Montevideo tiene en su hall una escena ambigua, interesante entre la disparidad de un punto turístico y la cotidianidad de un edificio de apartamentos. Daniel, nuestro guía —a quien agradecemos por la invitación para hacer el tour—, nos llevó por ascensores, pasillos estrechos y construcciones que cuentan una historia. Los salones de baile del viejo hotel hoy alojan un club de billar y una radio, los símbolos pintados en los pisos son hoy parte de oficinas y de la vida diaria de gente común, alejados del lujo para el que fueron pensados. Las habitaciones de ese hotel magnánimo hoy son pequeños departamentos. El faro que había buscado conectarse con Buenos Aires actualmente no es más que un recuerdo en su torre, que en el pasado abril fue adornada con una cúpula luminosa.

El edificio fue cambiando, pero no su esencia. No ese concepto de un edificio bellísimo que destacara en el centro de la ciudad. No esa increíble vista que se obtiene desde la terraza en el piso 11 y desde la parte superior de la torre del arquitecto Mario Palanti. El Palacio Salvo, a pesar del tiempo y los hechos, supo conservarse como un ícono de la ciudad, como uno de los edificios más atractivos y emblemáticos de la ciudad.

Nuestro recorrido comenzó cuando el sol estaba cayendo y fuimos primero hacia la terraza, para poder disfrutar de la vista de Montevideo, recién iluminada, y los últimos rayos de sol. El puerto, los edificios de la ciudad, la Plaza Independencia, el faro de Punta Carretas… La vista es de 360 grados y permite admirar cada rincón desde arriba, algo que disfruto hacer en cada ciudad que visito. También es increíble la vista desde los ventanales de la torre, en el piso 23, por donde continúa el recorrido.

Los rincones del palacio sufrieron modificaciones previas a que fuera declarado monumento histórico nacional, pero conserva su esencia y los principales detalles de cuando fue construido. Por los pasillos caminan inquilinos, gente, leyendas e incluso fantasmas, y resulta casi surrealista caminar por los rincones de un lugar que fue tan icónico en la historia de la capital uruguaya. Los detalles, que están por todos lados, hacen que cada parte del recorrido valga la pena, que cada parada en el tour nos mantenga observando el trabajo de su construcción y pensar cómo era todo hace 89 años, cuando el edificio se inauguró allá por 1928.

Es una visita que recomiendo hacer si están por Montevideo, ya que vale la pena conocer una porción de historia y un símbolo que es moneda corriente en las postales de la ciudad, para además llevarse una vista única. Además del tour por el edificio, actualmente se encuentra disponible una muestra por los 100 años de la gran Cumparsita.

El tour del Palacio Salvo tiene un costo de 200 pesos uruguayos y puede realizarse todos los días desde las 10:30hs hasta las 16, con salidas cada media hora. Para más información y consultas, les recomiendo que visiten su página de Facebook.

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