San Rafael y el Cañón de Atuel

Complejo "El Nihuil" - PH: Daniela Coccorullo
Complejo "El Nihuil" - PH: Daniela Coccorullo

Por lo general, no soy fanática de las excursiones programadas. Prefiero salir a recorrer por mi cuenta, tomarme un micro a algún lado y llegar, estar el tiempo que quiera y hacer el camino que me parece mejor. Sin embargo, cuando hay poco tiempo, a veces las excursiones pueden resultar cómodas, sobre todo porque nos permiten tener un paneo de un lugar sin necesidad de disponer de días para conocerlo en profundidad. Teníamos sólo unos días en Mendoza y todo el mundo nos había dicho que el Cañón del Atuel era un lugar al que teníamos que ir, aunque fuera sólo por el día.

Nos vinieron a buscar a eso de las 7:30, después de que aprovecharamos a tomar un desayuno más bien liviano (a mí los micros me marean un poco). Cuando tengo excursiones de todo el día, siempre compro algo en el supermercado para llevar en la mochila: ya sea un agua, galletitas o caramelos para pasar el rato. La realidad es que en las excursiones uno no maneja sus tiempos y el almuerzo de esta excursión en particular es bastante tardío, por lo que nos vino bien llevar algo con nosotros.

Con el amanecer y la cordillera de fondo, hicimos nuestro camino por la ruta 40, con esos paisajes tan imponentes que tiene escondidos Argentina por todas sus provincias. Llegamos al Dique el Nihuil alrededor del mediodía, ya cerquita de San Rafael y con un clima que, a pesar de ser pleno invierno, empezaba a ser cálido y agradable. Los paisajes, más allá de la fotografía, son realmente hermosos para quedarse, para relajarse, para apreciar la belleza de algo que parece sacado de una pintura. Obviamente, por cuestiones de viaje y de tiempo, la visita es breve. La verdadera estrella es el Cañón del Atuel; nos subimos al micro para dirigirnos hacia allá.

Pasamos brevemente por San Rafael, aunque es una ciudad en la que podría haberme quedado algunos días. Se ve un lugar tranquilo, limpio, esos que uno elige para ir a descansar y alejarse un poco de las grandes ciudades, pero sin estar totalmente aislado del mundo. Es pintoresca. Lamentablemente, la excursión sólo pasa brevemente por ahí, continuando a su destino.

El recorrido del Cañón del Atuel no es para personas con vértigo: los caminos son estrechos y los precipicios pueden verse desde el micro, pero los paisajes son impresionantes: las formas, los colores, todo en un entorno natural y bañado por el sol… Es una belleza. Tuve la suerte de haber estado en muchos lugares lindos de nuestro país, y aún así este tuvo la capacidad de deslumbrarme. No se parece a nada que haya visto antes.

Acompañado de la explicación sobre los Diques y la reserva, el camino se vuelve interesante y cada vez se llena de más colores y detalles. Las paradas fotográficas me permitieron tener algunas tomas increíbles de esos paisajes que podrían disfrutarse por días.

Llegados a destino, había una pequeña parrilla donde podían comprarse sandwiches de vacío y otros cortes a muy buen precio. Desde ahí, cada uno tenía la opción de decidir qué hacer después. Rafting era una de las opciones, en una zona que es buena para quienes quieren iniciarse con esta actividad, ya que la corriente de las aguas no es muy fuerte. Otra opción era un paseo en barco, para poder acercarse un poco más a Valle Grande. Nosotros, en lo personal, decidimos disfrutar del paisaje y descansar acompañados de unos mates, el solcito y el agua cristalina.

Aunque el viaje resulta un poco largo, es una hermosa excursión para conocer esta joya oculta en San Rafael. Nosotros lo hicimos por Despegar, pero hay muchísimas opciones; pueden consultar en sus hoteles, que seguro les van a ofrecer hacer este recorrido único.

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